A Vuelapluma

Así quiere Page al PP en Castilla-La Mancha

6 septiembre, 2017 00:00

Page quiere jugar la baza de provocar que el PP de Castilla-La Mancha se eche al monte. Es una esperanza. Tras subirse él mismo por los cerros morados de Úbeda y formar, oh cielos, el primer Gobierno bipartito de la historia de la región, el presidente de la Junta quiere que el PP empate con él en los extremos y se convierta en el partido chusco y radical con el que los socialistas sueñan cada noche desde que ese chico García Molina vive en sus Consejos de Gobierno y Pablo Iglesias recibe parte puntual de todo lo que se cuece en el experimento castellano-manchego. Siempre ha sido Page un pionero de la política y ahora necesita enfrente el muro del PP, cuando más duro mejor, para darle sentido y explicación a su entrañable gesto de ser tan bondadoso con estos chicos de Podemos que hasta hace unos poquitos meses llamaban a los socialistas mafiosos por escrito y cosuchas parecidas. La felicidad conyugal de hoy, superada ya esa etapa mutua y visceral de odio en público, requiere de una oposición disparatada y loca que cierre el trío perfecto con el que comparecer ante la gente en mayo de 2019, unos en el ser y otros en el parecer.

La estrategia es bastante clara y parte del PP regional ha ido cayendo en ella torpemente a lo largo del verano político, el más raro, caliente e innovador de la historia democrática de la región, a mayor gloria de quien sea. Enriscados en la radical extravagancia de la novedad y envenenados de adjetivos, los populares castellano-manchegos se han lanzado al hueso con más furia que talento y menos fuste que eficacia o reflexión, y eso sólo ha conllevado un desgaste innecesario de la prosa y una imagen extrema y tramontana muy del gusto de Page y su gente, que es precisamente en ese rincón donde quieren que se encalle el PP, como el propio consejero Ruiz Molina demostró en otro día en su altanero discurso de no presentación de los Presupuestos regionales en las Cortes. Los chicos de Cospedal en Castilla-La Mancha llevan semanas correteando una oposición de trazo grueso, ni fina, ni elegante, ni desde mi punto de vista inteligente, cayendo frecuentemente en la trampa de empatarle a Page en el furor y superarle por la vía de la cólera. Está muy a la vista, aunque veremos pronto si el anuncio de ayer "en positivo" de Tirado va por buen camino.

Cada cual, en fin, sabrá la vida que busca y que desea. Page ha elegido la suya para mantenerse en el poder y ha puesto al PP ante una oportunidad histórica que, sin embargo, parece empeñarse en emborronar y no querer aprovechar. Los dos años escasos que quedan de legislatura van a dar tanto de sí en Castilla-La Mancha que los populares tendrán a mano un filón de magnitud desconocida, pero que sepan utilizarlo o no, sacar o no los rendimientos necesarios, sólo está en sus manos. Cospedal y su equipo sabrán echarle a todo esto una pensada y darle cerrojazo ya a este verano huracanado, enojoso y de fácil embestida. Y tal.