La secretaria de la Mujer de Comisiones Obreras de Albacete, Gloria Lozoya, ha informado de que Ana Gilda, la mujer que falleció este jueves tras ser agredida con arma blanca en el Hogar del Jubilado de Caudete (Albacete), había interpuesto una denuncia ante la Guardia Civil esa misma mañana contra su presunto agresor tras conocer que había intentado "estrangular" presuntamente a su sobrina.

"Por la mañana ya lo denunció y este hombre tenía que estar detenido, pero mientras que lo estaban buscando, fue a apuñalarla", ha asegurado Lozoya minutos antes de participar en una concentración en la plaza del Altozano de Albacete.

Lozoya, que se encontraba muy apenada por esta muerte al conocer personalmente a la víctima cuando ésta era miembro del comité de empresa del Consorcio de Servicios Sociales de la Diputación de Albacete, ha apostillado que si el detenido "ya había agredido por la mañana a su pareja, no se entiende cómo estaba en libertad para asesinar a Ana".

“No ha muerto Ana Gilda a manos de su pareja o de su ex pareja; no ha sido su asesinato uno más de los crímenes machistas de los que son víctimas tantas mujeres -28 ya en nuestro país en los pocos meses que llevamos de 2017. Ana Gilda ha muerto justamente por tratar de poner fin, con su sola determinación y sus solas fuerzas, a una situación de violencia machista en su entorno familiar”, ha manifestado Lozoya.

Las mujeres no pueden solas

“Su muerte nos apena, nos indigna y nos obliga a todos a reflexionar. La sociedad es cada día más consciente de la lacra en que se han convertido los crímenes machistas y sabe que los asesinatos de mujeres hunden sus raíces en la desigualdad de género. Y sabe que no pueden las mujeres solas, en la soledad de su casa o de su entorno, luchar por sí solas contra esto", ha asegurado Lozoya previamente mediante un comunicado.

“Ni las mujeres solas, ni los hombres solos o con ellas; ni sumando sus fuerzas. Son los poderes públicos los que tienen que hacerlo, con el apoyo de todos; de las asociaciones de mujeres, los partidos políticos, los sindicatos, las organizaciones sociales implicadas; de la sociedad en su conjunto", asegura la representante sindical.

“El Pacto de Estado contra la violencia de género que ahora se está tratando de construir lleva siendo necesario demasiado tiempo. La lucha contra la violencia hacia las mujeres debe ser una prioridad en la agenda política del Gobierno, no puede relegarse más y debe contar con los medios económicos y humanos necesarios para prevenir, combatir y eliminar este gravísimo problema social. En esa lucha, Ana Gila estuvo sola y ha muerto por ello", finaliza.