Como ya hemos contado en EL DIGITAL, el acto central de la celebración de la Virgen del Pilar en Toledo reunió en la capital castellano-manchega a dos de los ministros del Gobierno de Rajoy, la titular de Defensa, María Dolores de Cospedal, secretaria nacional del PP y presidenta de este partido en Castilla-La Mancha, y al titular de la cartera de Interior, Juan Ignacio Zoido, un viejo conocido de los toledanos por su etapa en la ciudad como exdelegado del gobierno de Castilla-La Mancha durante el mandato de Aznar. Zoido dejó muchos y muy buenos amigos en toda la región, pero especialmente en la capital castellano-manchega. Ambos ministros estaban ya el sábado en Toledo para participar al día siguiente en los actos conmemorativos de la Virgen del Pilar. Entre cosas, la víspera asistieron al concierto que se ofreció en el Palacio de Congresos, donde recibieron un fuerte aplauso cuando se disponían a ocupar sus asientos en la sala, que se encontraba completamente abarrotada. 

Pero la mayor y más satisfactoria sorpresa se la llevaron los dos ministros a la hora de cenar. Acompañados de sus respectivas parejas e hijos, Cospedal y Zoido cenaban esa noche en El Cardenal. Su presencia no pasó desapercibida. Todo lo contrario. Una vez en el comedor, y cuando ya se dirigían a la mesa que habían reservado para ellos, los demás comensales irrumpieron en aplausos, lo que llenó de satisfacción a ambos mandatarios al entender que las ovaciones eran en realidad un homenaje a las Fuerzas Armadas, a la Policía Nacional y a la Guardia Civil personificadas en este caso en sus dos más altos representantes. Se trata de un hecho muy significativo que revela el estado de ánimo de gran parte de la sociedad ante el desafío independentista catalán y las ofensas y agresiones que se han infligido en estos días a las fuerzas de seguridad del Estado.