El Alcaná

La hoguera ibérica

25 junio, 2018 00:00

España y el ámbito mediterráneo han celebrado este fin de semana la Noche de San Juan, la más corta de todo el año, aquella en la que arden como la tea los vicios más acendrados y se alza una pira de muebles viejos que van cayendo lentamente del lado de las cenizas. Nuestro país se ha convertido en una gran hoguera donde cada uno quema lo que le place, a ser posible sin que el fuego le alcance las barbas. Aunque, como siempre sucede en el ruedo hispánico, lo que más nos gusta es que le prendan los huevos al vecino.

El Gobierno flamante de Pedro Sánchez ya ha hecho una hoguera enorme con todas las cosas que no va a cumplir. Han gloriosamente ardido en la hoguera de San Juan la reforma laboral, la financiación autonómica y la promesa de convocar elecciones. Sánchez convocará en 2020 y no lo hace en el 50, porque no puede. Mira el espejito mágico mientras Iván Redondo le cuenta el conjuro para ganar un gobierno sin pasar por las urnas. “Espejito, espejito, ¿hay algún gobierno más puro, limpio y bueno que el mío? El de Macron”. Y allá que va Sánchez a sonreír con el francés y darle las gracias por el Aquarius. Pedro tiene que arrivar ya mismo al Vaticano para ver al Papa. Francisco le daría un abrazo y él tendría una foto.

Mientras tanto, el PP quema todo lo que huela a pasado. Los candidatos alzan la montaña de fuego con lo que sea del rival y lo rocían con gasolina. Las primarias es lo que tienen. Máster, papeles y cintas de vídeo viajan por el subterráneo a la velocidad de la luz. Feijóo se achanta y hace de Pepe Isbert en Bienvenido Mr. Marshall. Cospedal se echa a la carretera y dice que hubiera aplicado antes el 155. Sabe que el electorado moderno y vanguardista del PP ha huido a Ciudadanos y quiere recuperarlo con un discurso nacional. Soraya recuenta avales y dossieres.

Ciudadanos se ha quemado a lo bonzo a las puertas del Congreso estos últimos treinta días. Rivera no calculó el efecto de su acoso y derribo a quien era la sombra natural con la que crecía. La hiedra se cargó el árbol. Ahora recuentan los muebles que han quedado sanos tras el incendio y Arrimadas esboza media sonrisa. A los naranjitos les queda el ejemplo del Ave Fénix, que resurgió de sus cenizas. O la selección alemana, que marca en el Mundial en el minuto noventa y cinco.

Y Podemos también quema lo propio y ajeno en redes sociales y jaurías. Este año ha sido más grande la hoguera, pues hay chaletes para todos. Los podemitas son expertos en quemarse a sí mismos o depurarse antes de abrir la boca. Son los herederos directos de las purgas comunistas y el politburó. Si hay algo que no concuerda, se borra y ya está. Tres comunistas juntos son una célula y cuatro, una escisión.

Y los indepes queman al Rey, a Pedro y Mariano juntos. La hidra llega hasta el techo y el dragón arroja bolas de fuego. Más que nunca, el Gobierno no debe ceder ni un milímetro. Constitución o cadenas. Han perdido y lo saben. Ya sólo mandan teleñecos para sus teatros de guiñol. El Rey dejó en mantillas a los Felipes anteriores con el discurso del 3 de octubre. Ahora sólo falta que existan líderes que piensen en la nación y no en su ombligo. Rajoy arde en Santa Pola y ha echado al fuego su sueldo vitalicio. La Historia lo colocará en su sitio. Ronaldo ruge sólo con mirar el balón centelleante y Messi se agota y extingue como una pavesa. Lo que nos gusta un fuego. Iberia arde en termómetros y caínes. Estanislao Figueras dijo aquello de “estoy hasta los cojones de todos nosotros” después de la Primera República. Sólo cenizas quedarán. Polvo será, mas polvo enamorado.