El Alcaná

Como las alas al viento

19 octubre, 2020 00:00

La alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, y el concejal de Cultura, Teo García, han levantado las Alas de México del escultor Jorge Marín en la Puerta de Bisagra. Han bajado las alas del águila bicéfala en el frontispicio de la obra de Covarrubias al suelo y han hecho volar ya a cientos de toledanos. El águila de San Juan se posa así a ras de la pandemia, cuando la realidad se ha vuelto más negra y hacen falta argumentos para salir volando y también ideas de alto pensamiento que nos saquen del barranco en el que estamos. ¡Bien por el ayuntamiento y su equipo!... Si nos confinan y no podemos salir de aquí nunca, al menos que nos queden las alas en recuerdo de la libertad.

Volar fue siempre anhelo del hombre que se volvió loco hasta que lo consiguió. Incluso hubo mitos que afeaban las ansias, como el de Ícaro y Dédalo, que se les quemaron las alas por ir tan cerca del sol. Hace falta volar alto, salir de esto, dejar abajo las canalladas y los rufianes, el pisto que se ha formado, la indecencia y la desvergüenza del enfrentamiento. Como en la canción de Alberto Cortez, construir castillos en el aire, volar igual que las gaviotas. Me puse las alas para sentirme libre y trascender todo esto, aunque fueran cinco segundos. Me creí Leonardo y un hombre del Renacimiento.

El sábado en Bisagra había más cola para hacerse fotos que en Mercadona durante el confinamiento. Se demuestra así que la cultura, cuando es inteligente, subyuga, hipnotiza. He leído a algún cultureta criticar la iniciativa en Facebook. No comprendo por qué, aunque pueda entender sensibilidades artísticas y prioridades estéticas. Pero las alas bajo el arco de Bisagra parecen una Victoria de Samotracia a punto de echar a andar. Ojalá se queden las alas aquí hasta que venzamos al virus. Sería el mejor recuerdo posible de lo que nos dio la libertad en el cautiverio.

Con lo poco que le pedimos los pobres a Dios, que nos salga bueno el azaón, decimos los manchegos. España se ha vuelto negra, tintero roto y vuelto, garrotazos en la nuca. La afrenta nunca valió tan poco y las televisiones jamás la retransmitieron tanto. La isla de las tentaciones me parecen las salas del Vaticano al lado de las sesiones en el Congreso de los Diputados. Se ha perdido el norte y nadie lo recupera. Quieren controlar a los jueces los de la república popular china y el presidente del Gobierno, con tal de conservar sus alas, asiente, sin darse cuenta de que puede pasarle lo que a Ícaro, como le ha recordado Europa. España va hacia atrás y nos han puesto alas para evitarlo. El recuerdo pasa por el corazón (cor, cordis) y no me resigno a que la libertad yazca en unas alas muertas.

La victoria de Samotracia mexicana en la que cada uno es protagonista de su retrato es la ilusión por mantener viva la esperanza de que esto pase, de que las puertas de Bisagra, Cambrón, Sol, vuelvan a abrirse de par en par para que las calles de esta ciudad regresen a ser lo que son, embajadas de la ONU un sábado por la mañana. Cervantes y Bahamontes respirarán tranquilos bajo estas nuevas alas, pues ya todos querrán su retrato alado en lugar del brazo del manco o a lomos del ciclista.

Felicito a Milagros Tolón y Teo García. Han demostrado que con muy poco se puede hacer felices a muchos. Aunque sea un instante, aunque sea un minuto, aunque sea un suspiro... El suspiro de la libertad, por el que merece la pena dar la vida entera. Aunque estemos ya como peces aleteando en el cubo de un barco.