El Alcaná

La concordia fue posible

19 noviembre, 2018 00:00

Me recuerda una amiga de Ávila este fin de semana la estatua que Adolfo Suárez tiene justo al pasar el primer tramo de la abigarrada muralla en esta ciudad. Hago memoria y me viene a la cabeza una imagen de bronce del duque a tamaño natural junto a la que muchas personas se fotografían igual que en Toledo lo hacen con la de Cervantes. Se encuentra en el centro de la plaza, pero me dice mi amiga que en mitad de la noche abulense parece como si estuviera abandonada. A sus pies, aparecen cual palabras del oráculo, la frase “la concordia fue posible”. Uno piensa, reflexiona, mira a su alrededor y se pregunta cómo fue que esa concordia que tanto costó conseguir se resquebraje ahora por oleadas. Quizá fue la maldita crisis económica la que removió los cimientos de un edificio que tanto costó levantar. Porque, no se engañen los jóvenes, si esas palabras suenan hoy en la memoria de millones de españoles como martillazos en el estaño, es porque no fue lo normal, no fue habitual. En España nos hemos matado desde Caín y Abel y lo de la Transición y el setenta y ocho no ha sido la norma común. Estos cuarenta años de Constitución Española han sido los mejores sin duda en nuestra Historia, porque fuimos capaces de dejar la división de rojos y azules, carlistas y liberales, moros y cristianos, Borgoñas y Trastámara, Austrias y Borbones, isabelinos y beltranejos... así hasta mil. Por eso fue excepcional lo que pasó entonces. Lo he pensado muchas veces y creo que el miedo hizo su papel primordial; pero precisamente por eso, porque quedaban muchos españoles que habían vivido la guerra y no querían ni en la peor de sus pesadillas volver a aquella carnicería. La concordia fue posible.

Suárez fue uno de los grandes políticos del siglo pasado y la imagen solitaria de su estatua que evoca esta amiga me lleva a pensar si el centro de este país no estará abandonado. Creo que las elecciones las pierden los gobiernos y nunca las gana la oposición, de igual forma que sólo aquellas formaciones que ocupen el centro político están en disposición de alcanzar el poder, porque suelen ser el mejor reflejo de la sociedad española. Pedro Sánchez es audaz y, como dice Pérez Reverte, no habrá que perderlo de vista porque será capaz de hacer lo que sea con tal de seguir en Moncloa. Incluso aplicar un nuevo 155 si Ciudadanos lo pide y le es precisa esta formación para gobernar. Es el más listo de todos, aunque el narcisismo o la petulancia es su principal enemigo. Emiliano ha dicho que los presupuestos no merecen una entrega a los indepes; por suerte, para el resto de españoles, ni se lo plantean. Casado y Rivera se disputan la derecha, pero sólo el que ancle el voto al centro alcanzará la supremacía. Pedro juega con la división de los rivales, pero sabe que no siempre puede vivirse sobre el oleaje. Las andaluzas van a cuadrar al toro en suerte para el calendario electoral que se viene encima. Se acabaron las mayorías absolutas hace tiempo. Por eso mismo, quien mejor encarne el centro político de una sociedad moderada que busca sobre todo vivir mejor que sus padres, llevará mucho ganado. El resto serán alharacas y pérdida de tiempo. Cuando Cataluña se subleva y Podemos se pone caraqueño y republicano, no olvidemos a Suárez, que hizo del temple, la sabiduría y la mano izquierda sus mejores virtudes. Ocupando el centro, que es la clave. No me resisto a creer, con todo lo que llevamos andado, que el ciclo de ochenta años se nos echa de nuevo encima.