El Alcaná

El cierre del Cambrón

20 agosto, 2018 00:00

La concejal de Ganemos Toledo, Eva Jiménez, ha propuesto abrir un debate sobre el cierre de la Puerta del Cambrón, aprovechando que estos días se ha cortado el tráfico por unas obras de rehabilitación. Agosto trae calor, chicharras y obras, muchas obras que ponen la ciudad patas arriba, intentando causar el menor daño posible. El personal se va de vacaciones y aquí nos quedamos los de interior velando por la ciudad, pues no hay cosa que más se cuide que aquello de lo que haces uso diariamente. Vuelve el debate de la peatonalización del Casco Histórico de Toledo, como vuelve Chanquete y el no nos moverán del que algunos hacen gala. Uno vive en el Casco desde hace unos años y lo considera como un privilegio dado. Sé los problemas que una ciudad histórica plantea con el tráfico rodado, pero tengo clarísimo que el cierre definitivo del Cambrón sería la peor noticia para Toledo. Si queremos un Casco vivo, hay que hacer la vida fácil al vecino.

Milagros Tolón se enfrenta en el ferragosto a esta decisión que, por otra parte, en ningún momento se ha planteado. Sus socios de gobierno son defensores de la peatonalización del Casco de mucho tiempo atrás, igual que los de Iniciativa, que son cuatro con sombrero. A todos nos gustaría un Casco idílico, donde Carlos V se apareciera por entornos y murallas, las mulas subieran las cuestas y los curas llevaran sotana. Pero no puede ser. No puede ser si queremos mantener un Casco vivo, donde las personas trabajen, salgan, corran y disfruten. Cerrar las puertas de Toledo sería un sindiós en pleno siglo XXI. Ya sé que hablamos del tráfico rodado, pero hoy, gracias a Dios, tenemos coches que nos llevan de un lado a otro. Hay que tomar decisiones ponderadas y nunca extremas.

Sé que los turistas se hacen de cruces cuando ven un autobús pasar por el Cambrón. Yo también me las hago cuando voy a Venecia y me soplan veinte euros por un café y el canal huele a mierda. El turista se va y nosotros nos quedamos. Milagros Tolón tiene buen juicio y estoy seguro que hará lo más sensato. Restringir el paso de vehículos pesados o cambiar a microbuses podría ser una solución. Los puretas andan, piensan y juzgan, imparten filosofía de estrado y dan clases de barra. La tranquilidad del dogma es lo que tiene. Pero quienes vivimos y trabajamos en el Casco sabemos que se trata de una ciudad difícil, pero por eso mismo, maravillosa. Peatonalizar debe ser una aspiración última para los gorditos que hacemos deporte y así podemos correr por el Casco sin freno. Pero quienes tienen su negocio, por ejemplo, en Santa Leocadia o la calle Real tiemblan con sólo escuchar determinadas ocurrencias de concejal. El tráfico es un asunto de ciudad y como tal, debe abordarse. Nada puede cerrarse por decreto, sino por consenso. Juanjo Pérez del Pino lo explicó muy bien. Si se cierra el Cambrón, el problema del tráfico lo llevas a otras partes de la ciudad; en concreto, a la totalidad del resto, porque para salir ahora de Toledo hay que dar una vuelta que ni Bahamontes en el Tourmalet.

El Cambrón debe su nombre a una planta que crecía a sus alrededores. Es de origen árabe, aunque su estructura actual es renacentista. Hace unos años, el edificio de al lado le comió un buen trozo de su puerta y el mundo miró a otro lado. El patrimonio es el principal activo de una ciudad turística como la nuestra. Toledo es Historia o no es. Pero también es presente y, sobre todo, futuro. O hacemos una ciudad agradable o nuestros hijos se van. Sé que la profesión de concejal de Tráfico en Toledo es la más arriesgada. Sentí a Mediavilla llorar a lágrima viva en la radio, Perezagua sobrevivió porque no tenía carné y, ahora, Pérez del Pino debe aplicar su templanza a este ámbito. El Cambrón no se cierra o usaremos la tirolina para salir del Casco Histórico. Y no tengo huevos ni braguero para tanto.