El Alcaná

Dj Abascal

4 marzo, 2019 00:00

Santiago Abascal llenó la otra noche Pachá de jóvenes seguidores que bailaron al ritmo de un himno de España bakala. Es el último grito de este movimiento de generación espontánea al que se suman imberbes y púberes de una manera sorprendente. Hace cinco años, fue Podemos y sus rastas del 15-M. Ahora la movida viene de la Moraleja y Pozuelo. Santiago cierra España con sus llagas rojigualdas y canta el himno de la Legión sin cabra y sin silla. Las encuestas le dan a la alza y continúa colocándose medallas y pendones con los insultos del resto. Vox se ha encontrado la campaña hecha desde la Moncloa sin dar palo al agua.

Las elecciones de abril ya las ha ganado Sánchez porque ha sido capaz de dividir a la derecha. Es un recurso de poco recorrido, como se vio con Rajoy. Pero desde Julio César y más atrás, los grandes estrategas aplican el principio de “divide y vencerás”. Dicho de otra forma, en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Sánchez ha perdido un ojo como Millán Astray con los catalanes, pero guarda un irresistible atractivo para las Celia Gámez que esperan una sonrisa suya. A Casado le toca apretar los dientes y tocar música fina con Ribera, para ver si entre los dos son capaces de desterrar al felón. Abascal, obra de las entrañas de Sánchez, lo tiene mucho más fácil. Tira de chunda chunda y decibelios. Los kilowatios son atronadores y no distinguen de número o género. El gran problema no resuelto por nadie es que una generación por vez primera vivirá peor que la de sus padres. Y en ese escenario, cualquier cosa es posible.

Me llamó poderosamente la atención que tantos jóvenes fueran detrás de Abascal y que tantas niñas de dieciocho echaran pestes de la ideología de género. Algo no se ha hecho bien cuando los yogurines se ciscan en las palabras tenidas por sacrosantas hasta ahora. Los anarcos que acorralaron a Errejón se lo dijeron bien claro a sus napias. “Nos habéis fallado, porque los obreros no confían en vosotros y ahora votan Vox”. Los extremos se tocan y los suburbios, con las urbanizaciones de lujo. Hemos perdido el centro y costará recuperarlo.

En este Lunes de Carnaval cada uno se disfraza de lo que no es. El gran Mariano José de Larra dijo que todo el año es carnaval. Y así acabó Fígaro, volándose la tapa de los sesos. Abascal se ha vestido de dj pachanguero y echa tecno en lugar de mítines. La política del XXI se descose en Twitter y se debate en Instagram. Hemos vuelto al cine mudo, donde trae más cuenta bajar el volumen de la tele. Vistas así las cosas, me quedo con Buster Keaton y Charles Chaplin. El gran dictador fue la profecía de estos tiempos modernos.