El Alcaná

La frialdad de Pedro

13 enero, 2020 00:00

Hace algún tiempo, un estrecho colaborador de Pedro Sánchez me advirtió de su frialdad a la hora de tomar decisiones e incluso tratar a sus colaboradores. Lo ha vuelto a demostrar una vez más después de aguantar impertérrito la sarta de provocaciones que los nuevos socios le hicieron en la sesión de investidura. No le ha importado achicarse, meter la cabeza bajo el ala como el avestruz, igual que no le importó comerse sus palabras de campaña y parecer un mentiroso o psicópata desdiciéndose en cuarenta y ocho horas de todo lo que había prometido. Tiene sangre fría, rictus serio y aguanta con tal de permanecer. Quienes dicen que el gobierno dura poco, no saben con quién se las gastan.

Pedro ha engañado a todos, comenzando por los suyos. Ha adoptado ya cuantos perfiles han sido posibles y los que quedan. Ahora ha ido desgranando poco a poco su ejecutivo, el de los ministros bonitos que cercarán su persona como guardia pretoriana. Quiere lanzar un mensaje de tranquilidad, de que sabe lo que hace y que, en lo que a él respecta, ninguna revolución es posible. Otra cosa son los Podemos, a los que atará en corto. Ya le ha metido el primer sable a Iglesias con otras vicepresidencias. Aunque Pablo ahora esté blandito, lo hace por responsabilidad y porque es consciente de que se trata del último cartucho. Le dejarán hacer lo que quiera, siempre y cuando no oscurezca la foto del presi. Y ahí es donde surgirán los problemas. Porque Pedro no quiere rivales. Es la novia de la boda, el niño del bautizo, el muerto en el entierro. Sonríe y va, como dice Latre. Brilla hasta en las fauces del colchón. A este presidente no lo enterramos ni en diez años.

Ha llegado para quedarse y blinda el poder económico para que no le pase como a Zapatero o González, que se fueron por el sumidero de la economía. Ha comprobado Pedro que el pueblo admite la mentira y no le pasa factura. La izquierda prefiere la falsedad a la prescripción de sus presupuestos ideológicos, aunque la realidad los desmienta. Sánchez trabajará para permanecer y engañará a sus socios como a los demás. Ocurre que no se puede mentir siempre a todos todo el tiempo. Pero Pedro buscará la fórmula para que los nuevos engaños parezcan inteligencia y bien de Estado. Mira qué listo es; falta a su palabra por el interés general.

Su talón de Aquiles es la belleza y las ganas de mirarse al espejo. Ya lo comprobamos aquí, en la comunidad autónoma, no hace mucho tiempo con otros ejemplares. Sus enemigos tendrán que batirse el cobre para desalojarlo, porque con el BOE en las manos, los fulminará a base de decreto ley. Es un Maquiavelo regurgitado del fondo del tiempo, de la cripta de los Borgia, donde tan importante era ser amado como temido. Tengo curiosidad por saber la hondura de su caída, la altura del precipicio, el arrojo del pedestal. Pero para eso quedan años que pasarán entre la cariátide y el espejo de Blancanieves.