El Comentario COLABORACIÓN

Un problema peliagudo

5 junio, 2017 00:00

En estos días nos hemos enterado de que la Junta niega a Quantum Minería el permiso para la explotación de monacita en la zona del Permiso de Investigación “Matamulas”, en los términos de Torrenueva y Torre de Juan Abad. También hemos sabido, por otras fuentes, que la empresa minera alega que “la Junta consideró apta para la minería la zona de las tierras raras”. Y es cierto, que si la administración autoriza la realización de actividades de investigación minera, y luego las prohíbe, la sensación de las empresas es de indefensión legal: la empresa ha invertido un capital importante en poner de manifiesto la presencia del mineral en la zona, y el mineral está ahí, y no en otra parte. No valen los argumentos hipócritas (no se pueden llamar de otra forma) de que sí, yo tengo móvil, ordenador, coche…, pero las materias primas con las que se fabrican, que las exploten en otro pueblo o en otro país en que sean más pobres y no protesten. Este es un condicionante fundamental de la minería: el mineral solamente puede explotarse allí donde está, no en el pueblo de al lado.

Pero volvamos al planteamiento inicial: la empresa solicita el permiso para explotar, y se le deniega. Bien, entonces ¿qué ocurre? ¿Se olvida del capital invertido en la investigación para la que tenía autorización? ¿Cesa en su permiso para realizar actividad minera en la zona? Hay que recordar que eso implica que los terrenos investigados por esta empresa vuelven a estar en disposición de “franco y registrable”, término gerencial minero que implica que cualquier otra empresa puede solicitar un nuevo permiso de investigación, o de explotación. Es normal ¿verdad? Si alguien sabe que en un sitio hay algo valioso, tendrá la tentación de buscarlo, máxime cuando ya está encontrado y se sabe de su valor. La nueva empresa vendrá con otros o parecidos planteamientos, sabiendo que el problema es por un lado la contestación social, y por otro, los conejos. Problemas ambos que, con mayor o menor gasto, se pueden solucionar, o intentarlo, y en caso de que no se pueda, aún podrán tener sus oportunidades empresas que crean posible encontrar la forma de sortear los obstáculos planteados.

El problema, por tanto, que se intenta solucionar con la denegación del permiso, no tiene solución tan sencilla.

Pablo Higueras. Catedrático de Universidad y Director del Instituto de Geología Aplicada, Universidad de Castilla-La Mancha