El Comentario

¿Quién defiende al funcionario?

26 noviembre, 2018 00:00

Tras conocerse el cese del Abogado del Estado, jefe del departamento  de penal de la abogacía del estado, asombra comprobar cómo ni sindicatos -al menos por más que he buscado no he encontrado ninguna referencia-, ni las redes sociales, ni la mayoría de medios, ni casi nadie, parece preocuparse por tal hecho.

Hace tiempo que denuncié la peligrosa forma de entender la función pública de los políticos cortijeros y la deriva de la administración cuando se utilizan las formas de provisión de puestos, las relaciones puestos de trabajo y los ceses y nombramientos  del funcionario como una forma de sometimiento a sus designios, ocurrencias y chantajes.

Este caso es uno de los más vergonzosos, indignos y deleznables que uno, a  lo largo de su trayectoria profesional y sindical, ha podido conocer, y eso que ha habido unos cuantos, aunque circunscritos a esta administración regional, que es en la que estoy, y desde luego por motivos menos graves. Si por menos grave se entienden causas no relacionadas con el chantaje de políticos presos y sus actos “supuestamente” golpistas, como ha sido la distinta ideología del funcionario o el desarrollo de su trabajo con tal o cual gobierno.

Pero si nos centramos en el gravísimo caso que nos ocupa, que a un funcionario, aunque sea de libre designación –forma de provisión de debería desaparecer de la función pública- se le cese por negarse a pasar por el aro de modificar su criterio profesional, libre e independiente porque a una ministra, que debería haber dimitido ya, está sometida a los chantajes que la banda del escupitajo ejerce sobre este gobierno de España, es algo tremendamente preocupante.

Que además lo hagan con total desparpajo e impunidad, y que los sindicatos, esos que dicen defender la dignidad del funcionario y su independencia y profesionalidad, aún no hayan salido a manifestarse para defender a la función pública y lo que representa del tal ejercicio de despotismo, demuestra que la carcoma es más profunda de lo que se piensa.

Eso sí, planes de autobombo empleo, de la igualdad, creación de agencias –no sabemos también si de autoempleo– y demás zarandajas subvencionadas, tenemos todos los días.

Pero mientras tanto la independencia, la profesionalidad y la seguridad de que el funcionario está ahí para servir al ciudadano y no al político o cacique de turno, parecen importar poco.

Ya…. si eso, sacamos las consignas a pasear días antes de las elecciones y punto.

Pues nada, sigamos así, que mañana será tarde para decir basta ya.

Luego nos quejaremos de la escasa representatividad. Del casi nulo apoyo y de la pérdida del verdadero sentido del servicio público. Ese servicio que debería estar blindado a los vaivenes políticos y a la arbitrariedad de los nombramientos y ceses.

Pero que vamos a esperar, si ni a España ni a los españoles se les defiende, como para que pretendamos que la nueva casta ignorante de políticos, incapaces de ganarse el pan fuera del abrigo del presupuesto, vaya a defender a un simple y honrado funcionario, que lo único que hacía era cumplir con su obligación.

¡Que se defienda él, que para eso es abogado! Dirán algunos. Más o menos como pretendía la Ministra con otro funcionario: el juez LLarena, por una demanda en Bélgica interpuesta por unos prófugos de la justicia.

Roberto Rincón. Delegado, libre e independiente, de la Junta de Personal de Toledo de la JCCM