El estruendo de la victoria de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid ha imbuido al PP en un triunfalismo inusitado. Una exaltación que corre el riesgo de convertirse en un nuevo cuento de la lechera, si escuchamos las recientes y continuas manifestaciones de la mayoría de sus dirigentes. Un frenesí propiciado por el efecto Ayuso que incluso, así se anuncia, puede llevar a forzar elecciones anticipadas en Andalucía, Murcia, y Castilla y León con el fin de aprovechar la “ola de Madrid” y, apurando su descomposición, aniquilar de paso a Ciudadanos en todos estos territorios. Una oleada que poco creen sea extrapolable a nivel nacional y regional.

En Castilla-La Mancha, la fabula de Félix María de Samaniego también tiene sus adeptos dentro de la euforia poselectoral desatada por la presidenta madrileña. El diputado del PP por Toledo en las Cortes Generales, Vicente Tirado, anuncia ahora una ampliación del espectro político de su formación, un cajón de sastre donde caben liberales, conservadores, socialdemócratas y democristianos. También, en efecto, los descastados de Ciudadanos. Una formación sumida tras los resultados catalanes y madrileños en una profunda disgregación, y sus miembros objeto de una “operación de compra de voluntades” por parte del PP. Una voladura que en los últimos dos meses ya se ha cobrado una veintena de cargos de primera línea, entre diputados nacionales y autonómicos, que han abandonado el partido, la mayoría para ir al partido de Pablo Casado. A la fabula de Samaniego se ha incorporado el líder de la formación en Castilla-La Mancha. Persuadido igualmente con el efecto Ayuso, Paco Núñez reta ahora al presidente de la Comunidad a un anticipo electoral en esta región con el fin de que los castellano-manchegos “decidan qué partido y presidente quieren que tomen las decisiones que Castilla-La Mancha necesita”. Lo que faltaba a esta tierra con lo que nos está cayendo.

Es cierto que la presidenta Ayuso consiguió con su reciente triunfo electoral fagocitar a Ciudadanos y de paso frenar en seco el ascenso de Vox. Mas no creo que sea ahora el espejo donde se quieran mirar los castellano manchegos. Una luna en la que por ahora no veo reflejado ningún cambio político sustancial en Castilla-La Mancha por parte de los que con tanto optimismo y apremio pretenden ir a por lana, y pueden regresar trasquilados. Más tarde, habrá que ver.