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Empresas SE RECOMIENDA TOMAR HASTA EL 35 % DE LA ENERGÍA EN FORMA DE GRASA

Los aceites de oliva, la alternativa saludable frente a las grasas poco recomendables

23 marzo, 2021 16:49

El próximo día 1 de abril entra en vigor la limitación de la presencia de grasas trans en los alimentos que se comercialicen en la Unión Europea, siempre y cuando no estén presentes de manera natural en ellos. Así lo establece el Reglamento (UE) 2019/649 de 24 de abril de 2019, que fija el límite para la presencia de estas grasas en dos gramos por cada 100 gramos de grasas presentes en los ingredientes.

De este modo, se cumple con la indicación de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que recomienda que la ingesta de ácidos grasos trans debe ser lo más baja posible en el contexto de una dieta adecuada desde un punto de vista nutricional. Una sugerencia que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya lanzó en 2018 cuando solicitó la eliminación de las grasas trans en la producción industrial de alimentos.

Según ha explicado Ángel Gil, catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada y presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT), estas limitaciones se apoyan en una "amplísima base científica". "Se limitan los ácidos grasos trans porque se ha demostrado, a lo largo de numerosos estudios, que son realmente muy negativos para la salud porque inducen a enfermedad cardiovascular, diabetes y otras comorbilidades asociadas a enfermedades crónicas”, ha indicado.

Sin embargo, expertos como Ángel Gil advierten que esta noticia no debe inducir a error ya que "no podemos meter en el mismo saco a todas las grasas". "La grasa es fundamental para la vida. La OMS, el Instituto de Medicina de EE.UU. y la EFSA recomiendan que los adultos tomemos entre el 20 % y el 35 % de nuestra energía en forma de grasa. Las grasas no sólo cumplen la misión de darnos energía, sino que también son componentes estructurales de nuestros tejidos. Para la constitución de nuestras membranas celulares necesitamos grasa”, ha afirmado el doctor galardonado recientemente con el premio Sir David Cuthberson Lecture Award 202.

En ese sentido, considera que es fundamental que el consumidor sepa diferenciar los distintos tipos de grasas, sus efectos sobre la salud y dónde encontrarlas.

En primer lugar, se encuentran las grasas trans, que se forman cuando el aceite vegetal pasa por un proceso llamado hidrogenación. “Era frecuente que estas grasas trans aparecieran en productos como margarinas y en productos utilizados en pastelería para generar una grasa de consistencia sólida”, ha indicado el experto, que confirma que prácticamente han desaparecido de la dieta de los europeos.

En segundo lugar, el consumidor puede encontrar las grasas saturadas. “Las organizaciones internacionales, entre ellas la EFSA, recomiendan que su consumo sea reducido. En general, organismos como la OMS indican que debiéramos tomarlas en un porcentaje menor del 10 % de la energía”, ha explicado el doctor Gil.

Finalmente, están las grasas insaturadas, que los expertos califican como las “saludables” y de las que encontramos dos tipos fundamentales. “Unas grasas insaturadas que contienen los ácidos grasos esenciales linoleico y linolénico en cantidades relativamente importantes”, que encontramos de forma preferente en los aceites vegetales, incluidos los aceites de oliva.

El AOVE, la grasa vegetal con mejores propiedades

El consumo de aceite de oliva, especialmente de aceite de oliva virgen, contribuye a regular el colesterol y aumentar el colesterol “bueno”, que disminuye la incidencia de enfermedad cardiovascular”. Por ello, Gil ha subrayado que "no se pueden homologar los beneficios de los distintos aceites que el consumidor se encuentra en el lineal solo por su composición, porque los de semillas tienen que ser extraídos con solventes orgánicos y en ese proceso pierden los compuestos bioactivos".

De este modo, el consumo de aceite de oliva no solo tiene su influencia por tener ácido oleico, sino también por contar con compuestos bioactivos que se han demostrado en estudios epidemiológicos y de intervención que realmente ejercen un efecto muy beneficioso para la salud y para la prevención de numerosas enfermedades crónicas.