Viento de La Mancha

VOX explota

15 octubre, 2018 00:00

Era cuestión de tiempo que VOX saliera de las alcantarillas a donde la dictadura progre de lo políticamente correcto pretendía condenarle. El acto convocado en el Palacio de Vistalegre superó todas las expectativas de los organizadores, con miles de personas que no pudieron acceder al recinto por el lleno monumental.

Todos los acontecimientos políticos y sociológicos convergen en la necesaria aparición de una fuerza populista de derechas que recoja el descontento generado por las legislaturas de Rajoy, la caída del bipartidismo, la corrupción, el cuestionamiento de nuestra Soberanía Nacional, la crisis de Cataluña o los golpes e inseguridades que la globalización produce en las clases medias y bajas de nuestra sociedad, en forma de inmigración, pobreza y salarios bajos.

¿Qué es el populismo?

Los políticos de los viejos partidos utilizan  la palabra populista en un sentido simplista y negativo al margen de un análisis concienzudo de este fenómeno que esta extendiéndose por Europa y el mundo.

El populismo no es una ideología, sino una mentalidad que asigna al “pueblo” cualidades naturales de tipo ético opuestas a los vicios de los gobernantes. Se alza en momentos de crisis contra la política tradicional. La palabra es usada como insulto de los políticos a sus críticos, pero es una realidad que se extiende. Es compatible con la democracia y se basa en una democracia multiplicada; y no es de derechas ni de izquierdas, puede ser de las dos cosas. No tiene vínculo con ideologías.

Marco Tarchi es un politólogo italiano profesor titular en la Escola de Ciencias Politicas "Cesare Alfieri" de la Universidad de Florencia, donde enseña Ciencia Política, Teoría Política y Comunicación Política. Sus líneas de investigación se refieren, principalmente, al populismo, área de investigación en la que es uno de los mayores expertos en Europa.

Tarchi define de esta manera el Populismo:

“El populismo europeo es la corriente de opinión fundada en el arraigo que denuncia los excesos de la mundialización y del multiculturalismo". En opinión de Tarchi, el populismo “denuncia incansablemente la mistificación del principio representativo, la expropiación de la voluntad ciudadana por parte de la casta de políticos profesionales, reivindica el derecho de los pueblos a conservar identidades y tradiciones forjadas a través de los siglos, exige un reforzamiento de los instrumentos de democracia directa […], se opone al poder excesivo de las finanzas, reclama mayor equidad social y lamenta tanto los excesos de intrusismo del Estado en la vida de los ciudadanos, empezando por la Hacienda, como la erosión progresiva de la soberanía de las naciones en beneficio de ese Moloch burocrático que tiene su sede en Bruselas”.

La realidad internacional que ayuda a VOX

Las sinergias internacionales provenientes de EEUU, Hungría, Italia, Polonia, Austria o Hispanoamérica ayudan a romper tabúes y empujan a VOX sin remedio. Son partidos heterogéneos unos jacobinos, otros autonomistas, otros liberales, otros laicistas, otros confesionales, lo más llamativo es la vinculación de cada una de estas formaciones a su propio pueblo, con una mirada de indiferencia, si no es de desconfianza, hacia la suerte de los demás.

Como dice Tarchi: “Los “feos, sucios y malos populistas” son los únicos dispuestos a representar en escena el papel de disidentes. Frente a ellos, los educados profetas de una reducción de la democracia a vehículo de imposición de una ideología consumista, materialista, cosmopolita, uniformadora”.

Esta semana vemos titulares de cómo con el gobierno de Donald Trump en EEUU han subido los salarios un 3% y el paro ha bajado del 4%.

Donald Trump afirmó en la Asamblea General de la ONU hace tres semanas de manera tajante: "Rechazamos la ideología del globalismo y aceptamos la doctrina del patriotismo".  El mismo Donald Trump al que insultaron al unisono el PP, Cs, el PSOE o Podemos apoyando todos a Hilary Clinton.

La importancia de VOX que no quieren ver

La irrupción de VOX aterroriza al establishment, sus terminales mediáticas tratan de minimizar el fenómeno de manera ridícula, pero ya no lo pueden tapar.

A VOX le faltaron un puñado de votos en las elecciones europeas de hace cuatro años, con pocos meses de vida como partido, con apoyos tan significativos como el del el exalcalde de la ciudad de Nueva York Rudy Giuliani que hoy es el abogado personal de Donald Trump. Ya nadie cuestiona que VOX entrará en el Parlamento el año que viene, los esfuerzos hechos por el PP en las legislaturas de Rajoy por silenciar al partido de Abascal fueron grotescos.

El fenómeno VOX, mas allá de un partido político, puede ser el aglutinante de una derecha social silenciada por Rajoy que evolucione en una fuerza trasversal al margen de la izquierda y la derecha, podría ser una fuerza decisiva en esta “segunda transición” que algunos anuncian, e intervenir en la redefinición del país con una propuesta nacional y unitaria, frente a las demandas federalistas, confederales o plurinacionales de la izquierda, centristas o socialdemócratas.

La extrema izquierda populista surgida y mimada en las legislaturas de Soraya-Rajoy tiene enfrente una nueva fuerza, realmente silenciada por los medios y la oligarquía, que opone un relato coherente contra los mensajes rupturistas de nuestra Soberanía y las complicidades del actual gobierno con el secesionismo.

Cualquier análisis serio sociopolítico apunta a que VOX tendrá mucho que decir en la España del siglo XXI, es inevitable, y algunos mediocres de la vieja política deberían ir tomándoselo en serio.